Los porqués de bioTrèmol
Algunas veces se nos plantea la pregunta de cuál es el sentido de una organización como bioTrèmol. Evidentemente no existe un simple motivo sino que son muy diversas las razones que hacen que los socios de esta cooperativa, cada uno con su grado de participación, contribuyan al avance de una forma de consumir y de relacionarse con el mundo que pretende ser acorde con los principios de la Soberanía Alimentaria. Uno de los principales porqués de bioTrèmol encuentra su origen en la radical transformación del sistema de producción, distribución y comercialización de alimentos que, desde mediados del siglo pasado, ha venido a conformar lo que hoy en día es uno de los mayores generadores de desigualdad, injusticia y, paradójicamente, causante de problemas de salud: la cadena alimentaria.
Es de muchos conocido que un puñado de empresas controla, o pretende controlar, la alimentación global. Su participación activa en potentes lobbies logra influir, con fines de lucro, en las políticas internacionales de salud y de producción ganadera y agrícola, dada su estrecha cercanía a los organismos de gobierno. En su trabajo de investigación doctoral Joki D. Gauthier ha representado bajo el concepto de convergencia alimentaria la enorme presencia de estas empresas en los comercios de todo el mundo, a través de las decenas y decenas de marcas que controlan. En su web http://convergencealimentaire.info/ explica bien y expone gráficamente cómo son esas relaciones.
Pues bien, si alguna vez encontráseis alguna de estas marcas en las estanterías de bioTrèmol, avisad por favor porque significaría que algo se nos ha escapado. Ya el primer artículo de nuestros estatutos indica claramente cuál es nuestro cometido.
Con la denominación de ” BIOTREMOL COOP. V.” se constituye una sociedad cooperativa, dotada de plena personalidad jurídica, sujeta a las disposiciones de la Ley 8/2003, de 24 de Marzo, de Cooperativas de la Comunidad Valenciana, con la firme voluntad de transformar la realidad social mediante el cambio de los hábitos de consumo, de dar respuesta a la pretensión de las grandes corporaciones de dirigir las políticas alimentarias, de trabajar para mejorar las relaciones entre las personas, anteponiendo los intereses colectivos a toda idea de lucro particular y contribuir, mediante el desarrollo de su actividad y de otros medios, a la mejora del entorno social y medioambiental y de la condición económica y social de sus socios y de los ciudadanos en general, en su doble condición de organización de consumo y entidad de la economía social.
Pero para ilustrar los dilemas que nos planteamos a la hora de revertir esos desequilibrios generados por la cadena alimentaria, nada mejor que este texto de Amador Navarro que recuperamos aquí porque refleja bien las motivaciones que impulsaron el nacimiento y sostienen el crecimiento de bioTrèmol:
Pero hoy vamos a hablar sobre el cómo hacerlo; sobre la manera inverosímil en que podríamos nosotros, pobres parias, plantar cara a los intereses de la casta mas poderosa del planeta y revertir la situación. Pues bien, para lograrlo, lo primero que debemos hacer es no caer en la tentación de pensar que todo está perdido y de que nada podemos hacer, o lo que es lo mismo pero en positivo, imaginar que la victoria es posible y que si perseveramos lo suficiente la conseguiremos al fin. ¿Y, tan difícil resultaría realizar este ejercicio cada cual en la intimidad de su habitación? Pues a ello porque habríamos avanzado todo un mundo si solventáramos con éxito esa primera dificultad. Otro camino sería organizar acciones de protesta, hoy tan en boga o actividades para la socialización de nuestro descontento, aunque respecto a esa vía, (compañeros, lo siento), cada día se recela mas de su eficacia.
Una tercera estrategia sería realizar labores de sensibilización y de concienciación al objeto de desenmascarar la crueldad con que la cadena convencional consigue tales precios o las intrigas con que nos coacciona para que acabemos llevándonos a casa su basura-comida. Y hay una cuarta, y es por la que hemos apostado. Y no es otra que la de crear la Estructura que nos permita desengancharnos de su negocio y que posibilite el que pueda hacerlo a través de ella cuanta mas gente mejor. Y posibilitarlo además en base a una alternativa real fundamentada en unos principios muy sencillitos de entender para el profano: el respeto por la naturaleza y la reactivación de las economías pequeñas y locales que son las únicas que pueden proporcionarnos calidad y seguridad alimentaria de las de verdad.
El desengancharnos nosotros mismos prácticamente ya lo hemos conseguido pero ¿de qué manera pretendemos conseguir lo segundo o incluso para qué? Esto último supongo que es fácil de entender porque aunque nunca consiguiésemos llegar a ser un porcentaje representativo ni gestionar una cuota importante de mercado, sí que podríamos al menos llegar a marcar cierto territorio que sería como decirles: ¡ojo con pasaros porque si se os ocurre abusar de vuestro inmenso poder más y más gente empezará a cambiar de bando y notaréis que esos cuántos se han pasado cada noche en el recuento de la pasta, que es donde duele!
El cómo hacerlo era, en realidad, el problema; el acabar dando con el tipo de Estructura que nos ayudase mejor en nuestro objetivo permitiéndonos un crecimiento indefinido. Pues bien, desde el principio teníamos claro que hoy en día no es sino a través de grandes estructuras que se consiguen estos objetivos, pero a la vez también que en nuestro-proyecto-alternativa no podíamos ceder en ningún caso en cuotas de deshumanización como ellos habían hecho y que debíamos preservar a toda costa un modelo de punto de compra familiar al estilo de los antiguos colmados vecinales donde todo el mundo se conocía y donde los críos jugaban y crecían entre ristras de ñoras, cajas de galletas y sacos de arroz.
El proyecto nos daría credibilidad social (podríamos organizar eventos sociales, -traer a tal o cual premio nobel, je, je-, financiar investigaciones…), y facilitaría la creación de nuevos colmados que es donde, (por su dificultad), está tropezando desde sus inicios este Movimiento tan necesario. Pero aún hay otro beneficio más, (digamos que colateral), quizás aún más oportuno que ningún otro y es la ilusión de crear. La sensación de estar abriendo brecha, la satisfacción de trabajar codo con codo en tamaño propósito, el convencimiento de que lo que consigamos sacar adelante servirá a las generaciones venideras, el viaje mismo, (rumbo a Ítaca), y la dignidad que se siente al percibir que hemos cogido al fin el futuro por los cuernos y que vamos a lidiarlo.
Pero quiero recordar aquí otra vez, (porque siempre me apetece recordarlo), aquello de que por muy trascendente que sea el objetivo a la postre es el Viaje lo que importa. (Viaje a Ítaca, capítulo primero, versículo cuarto, párrafo tres) Y es a eso a lo que os animo porque ¡vaya aventurita la que se nos presenta durante una buena temporada! Ya me siento en el puerto soltando las amarras.”
Después de dos años de travesía, no diréis que no está siendo apasionante el viaje…